Con mucha alegría y emoción, apoderados, padres y funcionarios acompañaron el día de ayer a nuestros estudiantes de 8° básico en la celebración del III Hito Congregacional, instancia marcada por la significativa entrega de la Cruz de San Damián. Este momento fue más que una ceremonia: representó un envío, una oportunidad para dar gracias por lo vivido y confiar a Dios el futuro que aguarda a cada estudiante.
Misa de Envío 8° Básico
Este momento estuvo acompañado por el evangelio dirigido por el padre Anil, quien invitó a los estudiantes a asumir el llamado de Jesús a ser “sal de la tierra y luz del mundo”. En su mensaje, el sacerdote reflexionó junto a los presentes sobre la importancia de aportar sabor y sentido a la vida de los demás mediante sus talentos, dones, fe y alegría.
Durante la liturgia de la eucaristía se presentaron diversas ofrendas al altar, entregadas por estudiantes, apoderados y funcionarios. Entre ellas el uniforme escolar, la Cruz de San Damián, la primera vela de la laboriosidad, la segunda vela del amor mutuo, la tercera vela del desprendimiento, la cuarta vela de la sencillez, además del pan y el vino.
III Hito Congregacional: Entrega del Cristo de San Damián
En el momento culminante de la ceremonia, se realizó la entrega del Cristo de San Damián a cada estudiante, gesto que simboliza no solo recibir una cruz, sino también asumir una misión: ser luz donde haya oscuridad, esperanza donde exista tristeza y amor donde prevalezca la indiferencia.
La entrega fue realizada por la directora Paola Palma y la hermana franciscana Norma Martínez. Uno a uno, los estudiantes se acercaron mientras se proclamaba la perícopa evangélica: “Jesús subió a la montaña y llamó a…”
La celebración concluyó con la bendición final impartida por el padre Anil, enviando a la comunidad con un mensaje de fe y compromiso para el camino que continúa.



